En los lugares más recónditos de nuestro mundo, se encuentran los sonidos más sutiles, y sin embargo los más bellos. Sin embargo, las personas nos cortamos en hablar alto, en hacer ruidos, en gritar, reír a carcajadas, en poner unos bafles lo más alto posible... Somos tercos y nuestra terquedad hace de nosotros seres que no oyen; no escuchamos.
No nos paramos a pensar antes de hablar, no nos paramos unos minutos a analizar una situación compleja. No lo hacemos. No escuchamos lo que se nos dice. Es un problema, grave en mi opinión. ¿Cuántas veces tenía tu madre que decirte que te lavases las manos antes de comer? ¿Como de alto deben de decirte tus profesores que vayas al día, que esto ya no es primaria? ¿Cuántas veces te repiten que lo haces mal y aun así ,te empeñas en no rectificar? y sin embargo, ¿Cuántas veces nos hemos quedado en silencio, (siempre relativo), para escuchar todo aquello remoto que se nos escapa..? ¿Pocas? ¿Nunca?... Escasas veces.
He ahí la cuestión. Propongo una cosa. A partir de hoy cerrarás los ojos durante 10 escasos minutos. Una vez al día al menos, en la calle, parque, en tu casa, o en cualquier lugar. Pero te pido, que esos 10 minutos sean muy especiales para ti. Quiero que cierres los ojos, que te relajes y suspires, y que te concentres plenamente. Ahora, escucha primero tu respiración, y cuando lo hagas, escucha todo aquello que te rodea, lo que está ahí y no percibías antes.. Házlo. Házlo y sorpréndete. De que no todo en esta vida son coches, fábricas, voces, motos.. No, hay mil cosas, mil cosas extrañas y bonitas al mismo tiempo. Después, te animo a que intentes percatarte con tu oído la respiración de aquellos que estén mas cerca o más lejos de ti.
Cuando lo hagas, sabré entonces que no todo tiene pérdida, mientras haya gente que sepa escuchar, y se sorprenda de cada pequeña cosa que nos rodea, entonces sabré, que aún nos queda una chispita de esperanza.

"Lo esencial es invisible a los ojos" ¿verdad?, pero al menos , yo quiero oírlo.